Geografía fantástica.

La pieza titulada “Geografía fantástica” (Sin refugio, Centro Cultural Montehermoso, 2017) consta de una batería de monitores desde los que se ofrecen imágenes a vista de satélite de una tierra afectada físicamente por una radical intervención política. A los pies de la columna de monitores se arrastran pequeños planetas-tierra hinchables intervenidos pictóricamente con técnica impresionista (pincelada bien evidente).

La pieza titulada «Geografía fantástica» (Sin refugio, Centro Cultural Montehermoso, 2017) consta de una batería de monitores desde los que se ofrecen imágenes a vista de satélite de una tierra afectada físicamente por una radical intervención política. A los pies de la columna de monitores se arrastran pequeños planetas-tierra hinchables intervenidos pictóricamente con técnica impresionista (pincelada bien evidente).

¿Para qué sirven las fronteras? Para protegernos de nuestras víctimas. 

Las fronteras son, en realidad, lo que define a los territorios que habitamos como espacios seguros, posibles lugares de refugio. Las fronteras definen un afuera y un adentro. Dentro de algunas fronteras nos sentimos perfectamente “a salvo”. ¿De qué o de quién? A salvo, obviamente, de las consecuencias que provocan más allá de tales fronteras las políticas de nuestros gobiernos, al servicio de las actividades extractivas de empresas nacionales o transnacionales. Las fronteras nos ponen a salvo, sobre todo, de nuestras propias víctimas, esos daños colaterales de las políticas por otros medios, llevadas a cabo, “en nuestro nombre”, por quienes mandan de verdad en el mundo. Las fronteras están para protegernos de todos aquellos que no han podido utilizar sus propias fronteras para protegerse de nosotros, de nuestros gobiernos, de nuestras empresas, de nuestro sistema político-económico.